El Domingo de Ramos es cuando recordamos la “entrada triunfal” de Jesùs en Jerusalèn. Toda la gente le aclamaba diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
El último domingo, antes de que Jesùs fuera crucificado, la gente lo recibìa con ramas de palma al verlo llegar a Jerusalèn montado en el burrito.
Esto para que se cumpliera la escritura en dònde el profeta Zacarìas había profetizado alrededor de 500 A.C.:
«Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.»
Zacarias 9:9
Y en Mateo vemos el cumplimiento de esta profecía:
“y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y él se sentó encima. Y la multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían en el camino. Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”
Mateo 21:7-9
Jesùs vino a los suyos…
11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.
Juan 1:11-13
Y esa misma multitud, que gritando lo aclamaba el Domingo de Ramos, a quienes Jesùs había sanado, les había hecho milagros, les había enseñado de las cosas celestiales… cinco días después, le estaría gritando…
Por tu Encuentro con Jesùs,
-Ani Garza T