¿Qué significa ser piedra de tropiezo según la Biblia?

 
 
   

1 Timoteo 2:5

Jesús fue muy claro con respecto a aquellos que hacen caer a otros en pecado.

«Es inevitable que vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le sería si se le colgara una piedra de molino al cuello y se le arrojara al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeños.»  —Lucas 17:1-2

Este es un llamado de atención serio y que no podemos usar a la ligera. Ser piedra de tropiezo significa causar que otro peque —ya sea por escándalo, por mal ejemplo o por falsa enseñanza. No se refiere a causar incomodidad por hablar la verdad de la Palabra de Dios.

¿Es piedra de tropiezo quien cita la Biblia con claridad dando ejemplos?

No. Lamentablemente, algunos creyentes confunden la convicción con el tropiezo. Si un cristiano cita un pasaje bíblico que contradice una doctrina o práctica religiosa popular, no está siendo piedra de tropiezo: está siendo luz.

El apóstol Pablo le dijo a Timoteo:

«Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia.»
2 Timoteo 3:16 

Si usar la Palabra de Dios para reprender o corregir es ser piedra de tropiezo, entonces fue Jesús mismo el primero en hacerlo. Pero sabemos que Jesús no pecó. Él corrigió con amor, pero con firmeza, y nos llamó a hacer lo mismo.

Ejemplo claro: el velo del templo se rasgó

Uno de los momentos más poderosos del Evangelio es cuando, al morir Jesús en la cruz, el velo del templo se rasgó en dos. Este acto no fue simbólico solamente, fue espiritual y eterno:

«Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. Entonces el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.»
Marcos 15:37-38 

Este rasgar del velo significó el fin del sistema de mediación sacerdotal humano, y el acceso directo al Padre a través de Jesús. Ya no necesitamos un sacerdote humano que interceda por nosotros. Como dice Hebreos:

«Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre.»
1 Timoteo 2:5 

Aún así, hay religiones que enseñan la necesidad de sacerdotes como intermediarios entre Dios y el hombre. ¿Es piedra de tropiezo decir lo que la Biblia dice al respecto? No. Es obediencia. Es amor decir la verdad, incluso cuando incomoda.

No es tropiezo, es verdad

Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas…

Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia…»
—Hebreos 4:14-16

Hebreos desarrolla profundamente que Jesús es nuestro Sumo Sacerdote, y que gracias a Él ya tenemos acceso directo al Padre, ya no necesitamos más intermediarios como lo enseñan otras doctrinas.

«Entonces, hermanos, puesto que tenemos confianza para entrar al Lugar Santísimo por la sangre de Jesús,
por un camino nuevo y vivo que Él inauguró para nosotros por medio del velo, es decir, Su carne…»
—Hebreos 10:19-22

Aquí se conecta directamente con el velo rasgado del templo: ahora entramos al lugar más santo por medio de Jesús, no por rituales o sacerdotes humanos.

Cuando se predica lo que la Biblia enseña, aunque contradiga tradiciones o doctrinas humanas, no estamos haciendo tropezar a nadie, estamos mostrándoles el único camino que lleva a la vida:

«Santifícalos en la verdad; Tu palabra es verdad.»
Juan 17:17 

Más bien, ser piedra de tropiezo es callar la verdad, permitir que el error persista, y no advertir cuando alguien camina por un camino que no agrada a Dios.

En un mundo donde muchas voces y doctrinas intentan enseñar lo espiritual, necesitamos volver a la única fuente confiable: la Palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo. No se trata de tener la razón, sino de buscar la verdad que nos hace libres.

Si alguna enseñanza te incomoda, no la rechaces de inmediato. Llévala en oración, compárala con la Biblia y permite que sea el Espíritu Santo quien te guíe a toda verdad.

“Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad…”
Juan 16:13 

Te invito a que no te quedes con lo que otros dicen —incluyéndome a mí—, sino que tú mismo(a) estudies la Palabra, medites en ella y permitas que Dios hable a tu corazón.

Porque quien busca sinceramente a Jesús, lo encuentra. Y al encontrarlo, nunca más es el mismo.

«No sigas doctrinas… sigue la Verdad.
Abre la Biblia, deja que el Espíritu te guíe.»

Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T

 

 

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