Jesús, el Mismo Dios que Sana

 
 
   

Hebreos 13:8

¿Te has preguntado alguna vez si Jesús puede sanarte hoy?
Tal vez llevas años con un dolor, una enfermedad, una angustia. Has probado de todo, has ido de médico en médico, buscado tratamientos y nada parece funcionar… Pero hoy quiero decirte o recordarte algo que puede transformar tu vida: Jesús es Dios, y Él sigue sanando.

La Biblia nos revela que Jesús no fue solo un profeta o un hombre bueno. Él es Dios hecho carne (Juan 1:14), el mismo que creó el universo, el que sostiene todo con Su poder. Y ese Dios vino a nuestro mundo movido por amor, no solo para salvar nuestras almas, sino también para tocar nuestros cuerpos y corazones.

Jesús sanaba a todos los que venían a Él. Y lo sigue haciendo hoy, porque Él es el mismo ayer, hoy y siempre; por lo que sabemos que los milagros que hizo antes, los sigue haciendo hoy.

En Marcos 2:1-12, cuatro amigos llevaron a un paralítico hasta donde estaba Jesús. No podían entrar por la multitud, así que subieron al techo, abrieron un hueco y bajaron al enfermo justo frente a Jesús. ¿Sabes qué hizo Jesús al verlos?

“Y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados.”
(…)
“Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.”
Y él se levantó y enseguida tomó la camilla y salió a la vista de todos…

Jesús no solo sanó su cuerpo, le perdonó sus pecados. ¡Solo Dios puede hacer eso! Él viene a sanar primero nuestra parte espiritual y también nuestro cuerpo físico.

En otra ocasión, una mujer que llevaba doce años sufriendo de flujo de sangre, sin que ningún médico pudiera ayudarla, oyó hablar de Jesús. Ella creyó que solo tocar Su manto sería suficiente:

“Porque decía: Si tan solo toco Su manto, sanaré.”
“Al instante la fuente de su sangre se secó… Y Jesús le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; vete en paz y queda sana de tu aflicción.”
Marcos 5:28-29, 34

Ella reconoció quién era Jesús, y su fe la conectó con el poder de Dios. No necesitó una cita, ni una fórmula «milagrosa». Solo un encuentro con Jesús.

Jesús está vivo, resucitado, y no ha cambiado. El es el mismo. ¿Lo crees?

Después de morir en la cruz por nuestros pecados, Jesús fue sepultado. Pero al tercer día, resucitó. Venció la muerte y vive para siempre.

“No está aquí, sino que ha resucitado.”
Lucas 24:6

Y ese Jesús resucitado no ha cambiado. Su poder, Su amor, Su compasión siguen intactos.

“Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.”
Hebreos 13:8

Lo que hizo con el paralítico, con la mujer del flujo de sangre, lo puede hacer contigo hoy. Lo puede hacer por ti, por algún familiar enfermo o por un amigo.
Jesús es Dios Todopoderoso, bueno, lleno de misericordia. No está lejos ni escondido. Está tocando la puerta de tu corazón.

Hoy puedes encontrarte con Él.

Tal vez estás cansado de buscar respuestas. Hoy Jesús te dice:

“Vengan a Mí, todos los que están cansados y cargados, y Yo los haré descansar.”
Mateo 11:28

No importa tu pasado, tu religión, tu dolor. Jesús te ama y te espera. Ven a Él, reconociendo que Él es Dios, que Él vive, y permite que Su poder toque tu vida, en lo espiritual, emocional y en tu cuerpo físico.

«Y se le acercó un leproso y se postró ante Él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús extendió la mano, lo tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra.»
Mateo 8:2-3

Dios QUIERE y PUEDE sanarte, limpiarte.  Búscalo con todo tu corazón.

«Me buscarán y me encontrarán, cuando me busquen de todo corazón.»
Jeremías 29:13

Por tu Encuentro con Jesús,
-Ani Garza T

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