Ante la tempestad

 
 
   

Por Ana Maria GT
Agosto 9, 2011

En una ocasión, cuando Pablo y muchos otros se embarcaron para hacer un recorrido por las regiones de la Costa de Asia, incluyendo las islas de Chipre y Creta en Grecia, se encontraron en una situación que quizá nunca imaginaron.

Debido a una gran tempestad durante ese recorrido…

Hechos 27
9 Era peligroso seguir navegando, pues habíamos perdido mucho tiempo y ya casi llegaba el invierno. Entonces Pablo les dijo a todos en el barco: 10 «Señores, este viaje va a ser peligroso. No sólo puede destruirse la carga y el barco, sino que hasta podemos morir.»

11 Pero el capitán de los soldados no le hizo caso a Pablo, sino que decidió seguir el viaje, como insistían el dueño y el capitán del barco. 12 Buenos Puertos no era un buen lugar para pasar el invierno; por eso, todos creían que lo mejor era seguir y tratar de llegar al puerto de Fenice, para pasar allí el invierno. Fenice estaba en la misma isla de Creta, y desde allí se podía salir hacia el noroeste y el suroeste.

Pablo les advirtió, que si seguían, el recorrido sería peligroso, pero ellos no hicieron caso y decidieron seguir con el viaje.

13 De pronto, comenzó a soplar un viento suave, que venía del sur. Por eso el capitán y los demás pensaron que podían seguir el viaje, y salimos navegando junto a la costa de la isla de Creta. 14 Al poco tiempo, un huracán vino desde el noreste, y el fuerte viento comenzó a pegar contra el barco. 15 No podíamos navegar contra el viento, así que tuvimos que dejarnos llevar por él. 16 Pasamos frente a la costa sur de una isla pequeña, llamada Cauda, la cual nos protegió del viento. Allí pudimos subir el bote salvavidas, aunque con mucha dificultad. 17 Después los marineros usaron cuerdas, y con ellas trataron de sujetar el casco del barco, para que no se rompiera. Todos tenían miedo de que el barco quedara atrapado en los depósitos de arena llamados Sirte. Bajaron las velas y dejaron que el viento nos llevara a donde quisiera. 18 Al día siguiente la tempestad empeoró, por lo que todos comenzaron a echar al mar la carga del barco. 19 Tres días después, también echaron al mar todas las cuerdas que usaban para manejar el barco. 20 Durante muchos días no vimos ni el sol ni las estrellas. La tempestad era tan fuerte que habíamos perdido la esperanza de salvarnos.

Vaya experiencia que estaban viviendo, cuando llegó el huracán, al no poder navegar contra el viento decidieron dejarse llevar por él, dejaron el barco a la deriva. La tempestad empeoró aún mas y entonces comenzaron a echar al mar mucha de la carga que traían. Durante muchos días no podían ver la luz del sol y las estrellas por lo cerrado de la tormenta. La tempestad vino tan fuerte que perdieron la esperanza de salvarse.

Gracias a que Pablo, un siervo de Dios, venía con ellos, veamos lo que sucedió:

21 Como habíamos pasado mucho tiempo sin comer, Pablo se levantó y les dijo a todos:

«Señores, habría sido mejor que me hubieran hecho caso, y que no hubiéramos salido de la isla de Creta. Así no le habría pasado nada al barco, ni a nosotros. 22 Pero no se pongan tristes, porque ninguno de ustedes va a morir. Sólo se perderá el barco. 23 Anoche se me apareció un ángel, enviado por el Dios a quien sirvo y pertenezco. 24 El ángel me dijo: “Pablo, no tengas miedo, porque tienes que presentarte ante el emperador de Roma. Gracias a ti, Dios no dejará que muera ninguno de los que están en el barco.” 25-26 Así que, aunque el barco se quedará atascado en una isla, alégrense, pues yo confío en Dios y estoy seguro de que todo pasará como el ángel me dijo

Gracias a que Pablo venía con ellos en el barco, Dios quiso salvarlos a todos!! Podemos comprender este mensaje? Por una sola persona que era siervo de Dios, y que confiaba en El, Dios decidió salvar a TODOS los que iban con Pablo. A mi me emociona muchísimo este pasaje. Yo quiero ser como Pablo!! Ser servidora del Señor, y que las personas que anden en mi barco, en mi vida (familia, amistades, compañeros, etc.) puedan salvarse.

Vale la pena rendir nuestra vida a Cristo, y que El nos use para salvar a muchos. No importa si los demás no quieren tomar esta decisión de ponerse a cuentas con Dios, si nosotros lo hacemos Dios no solamente nos bendecirá a nosotros, sino a todos los que anden con nosotros. Valdrá la pena perder nuestra independencia de Dios para servirlo a El y que muchos sean tocados? Yo sé que si.

Continuemos con la historia…

27 El viento nos llevaba de un lugar a otro. Una noche, como a las doce, después de viajar dos semanas por el mar Adriático, los marineros vieron que estábamos cerca de tierra firme. 28 Midieron, y se dieron cuenta de que el agua tenía treinta y seis metros de profundidad. Más adelante volvieron a medir, y estaba a veintisiete metros. 29 Esto asustó a los marineros, pues quería decir que el barco podía chocar contra las rocas. Echaron cuatro anclas al mar, por la parte trasera del barco, y le pidieron a Dios que pronto amaneciera. 30 Pero aun así, los marineros querían escapar del barco. Comenzaron a bajar el bote salvavidas, haciendo como que iban a echar más anclas en la parte delantera del barco. 31 Pablo se dio cuenta de sus planes, y les dijo al capitán y a los soldados: «Si esos marineros se van, ustedes no podrán salvarse.»
32 Entonces los soldados cortaron las cuerdas que sostenían el bote, y lo dejaron caer al mar.

Ya que los soldados habían visto como Pablo confiaba en Dios, ahora si le hicieron caso, no permitiendo que los marineros se fueran.

33 A la madrugada, Pablo pensó que todos debían comer algo y les dijo: «Hace dos semanas que sólo se preocupan por lo que pueda pasar, y no comen nada. 34 Por favor, coman algo. Es necesario que tengan fuerzas, pues nadie va a morir por causa de este problema.»

35 Luego Pablo tomó un pan y oró delante de todos. Dando gracias a Dios, partió el pan y empezó a comer. 36 Todos se animaron y también comieron. 37 En el barco había doscientas setenta y seis personas, 38 y todos comimos lo que quisimos. Luego los marineros tiraron el trigo al mar, para que el barco quedara más liviano.

Pablo oró delante de todos, Pablo tenía sus tiempos a solas con el Señor, y ahora oró en voz alta para que los demás creyeran, dando gracias a Dios. Despues de esto, todos se animaron. Es durante las tormentas, cuando todos queremos que alguien mas poderoso que nosotros nos ayude, y es cuando la mayoría decidimos buscar a Dios.

39 Al amanecer, los marineros no sabían dónde estábamos, pero vieron una bahía con playa, y trataron de arrimar el barco hasta allá. 40 Cortaron las cuerdas de las anclas y las dejaron en el mar. También aflojaron los remos que guiaban el barco, y levantaron la vela delantera. El viento empujó el barco, y éste comenzó a moverse hacia la playa, 41 pero poco después quedó atrapado en un montón de arena. La parte delantera no se podía mover, pues quedó enterrada en la arena, y las olas comenzaron a golpear con tanta fuerza la parte trasera que la despedazaron toda.

42 Los soldados querían matar a los prisioneros, para que no se escaparan nadando. 43 Pero el capitán no los dejó, porque quería salvar a Pablo. Ordenó que todos los que supieran nadar se tiraran al agua y llegaran a la playa, 44 y que los que no supieran se agarraran de tablas o pedazos del barco. Todos llegamos a la playa sanos y salvos.

Aún de que el barco se destruyó, tal como Dios le había avisado a Pablo, TODOS los demás tripulantes llegaron a la playa sanos y salvos, cumpliéndose así, una vez mas la Palabra que Dios le había dado a su siervo Pablo. Gracias a esa tempestad, muchos pudieron ver el poder de Dios y fidelidad para salvarlos. Quizá después de esa experiencia muchos se volvieron a Dios y lo siguieron, y algunos otros no. Pero fue una muy buena oportunidad para ver el poder de Dios obrando.

Que hacemos cuando la tempestad nos azota? Que fue lo que hizo Pablo ? Aprendamos a confiar en el Dios todopoderoso que nos salvará en la tempestad, y no solo a nosotros, sino a TODOS los que anden con nosotros, porque Dios nos ama y nos da un favor especial. Eres ya un siervo de Jesucristo, sabes si eres salvo?

Ellos respondieron: Cree en el Señor Jesus, y serás salvo, tu y toda tu casa.
Hechos 16:31

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